Para mí es muy importante interpelar a la sociedad neoliberal y patriarcal en la que vivimos, que entiende a las personas como sujetos despolitizados, movilizados sólo por el consumo, y con roles de género opresivos para las mujeres. Frente a esto, yo me pregunto: ¿Cómo desarrollar una práctica política y personal que sea consciente y coherente, y que permita el autogobierno fuera de las dinámicas neoliberales y patriarcales que se nos imponen?
Me interesa mucho reivindicar la historia de las mujeres de mi familia, que además de sacar a sus familias adelante económicamente, se hicieron cargo del trabajo de crianza y cuidados de sus hijxs, nietxs y otras personas que necesitaran cuidados. Me reconozco parte de un linaje de mujeres pobladoras y trabajadoras. Por otro lado, muchas de estas mujeres, y también mi papá se han dedicado a ser trabajadoras de la educación, lo que en conjunto con el paso por el colegio incluida la pastoral, y posteriormente la universidad y sus prácticas me ha llevado a reafirmar mi identidad como mujer y como futura profesora.
La universidad fue un espacio importantísimo para mi formación política, ya que había mucha vida política estudiantil. Aquí aprendí a cuestionarme las diferentes clases y sistemas jerárquicos a los que pertenecemos como raza, sexo e identidad sexual entre otras, a desarrollar el pensamiento crítico, sobre compañerismo y trabajo colaborativo. Participé de distintas organizaciones estudiantiles, en las que tuvimos tanto tiempo para reflexionar y aprender…
En mi feminismo, que hoy vivo de forma más personal y cotidiana, busco desafiar el rol de las mujeres, que bajo las lógicas patriarcales, somos entendidas como objetos de consumo y al servicio de los hombres. Desde esta certeza, decidí relacionarme sexual y afectivamente sólo con mujeres en mi vida, e invito constantemente a las que forman parte de mi vida a que cuestionen su heterosexualidad. Para mí, ser lesbiana y amar una mujer siendo mujer, es un acto político tremendamente rebelde, muy distinto a amar a hombres, ya que se establece una relación sin poder entre iguales, y me aleja de servir al placer masculino y de las posibilidades de vivir violencia machista dentro de mi hogar.