¿Por qué creo que el feminismo es importante? En mi experiencia, creo que te permite abordar desde una mirada crítica aspectos personales, sociales, culturales e histórico-políticos, entendiendo en mayor profundidad de dónde vienen y por qué se dan determinadas relaciones desiguales, violencias y subyugaciones por pertenecer a determinado género o no formar parte de la hegemonía del poder, y al mismo tiempo, optar por hacerle frente y construir alternativas para avanzar hacia la emancipación de toda forma de opresión. Por otra parte, me parece importante situarle dentro las luchas sociales de Chile y Latinoamérica, y con ello, valorar el trabajo de aquellas mujeres, hombres y disidencias sexo-genéricas del pasado por la obtención de derechos y por la justicia social, avalando y ejercitando lo que llamo con mis compañeras “el derecho a la rebeldía”.
Mi historia de compromiso militante comienza antes de que yo naciera, con la historia de lucha de mi familia materna, particularmente, la de mi tío y mi abuela. Esta es una parte importantísima de mi propia historia y de la persona en la que me he convertido. El nombre de mi tío era Oscar Reinaldo Lagos Ríos, detenido y ejecutado político de la dictadura militar. Él era militante del Partido Socialista y uno de los guardias personales de Salvador Allende. El 11 de septiembre de 1973 él se encontraba en La Moneda con sus compañeros, siendo detenido y torturado por los militares, para finalmente ser ejecutado tres días después.
Mi abuela Graciela luchó incansablemente para saber el paradero de mi tío, y sin tener experiencia en organización política fue una de las fundadoras del Comité Pro Paz, organización que en 1975 fue disuelta por mandato del mismísimo Pinochet, y antecedente de lo que fue la Vicaría de la Solidaridad. A pesar de quedar viuda y con una familia a la que sacar adelante sola, mi abuela no claudicó. Ella murió el año 1988, antes del plebiscito y antes de saber el paradero de mi tío.
En mi experiencia activista partidista, aprendí las potencialidades de articularse centralizadamente en torno a un proyecto político de izquierda, y lo importante que era para mí que hubiera una coherencia entre el horizonte político que se persigue como colectividad y las formas de trabajar entre compañeres. En esos primeros años puedo pensar en lo mucho que aprendí sobre movimientos sociales de Latinoamérica y Chile, en formas de organizarse para visibilizar problemáticas estructurales, cómo organizarse para protestar en la calle y generar espacios de
reflexión política a nivel territorial. En mi experiencia en organizaciones feministas, aprendí desde la vereda de la performance teatral la importancia de comprender la propia historia, de nombrar, compartir y buscar sanar las violencias vividas por ser mujer y lo importante de llevar lo personal en todo sentido a lo político.
También, como la articulación de distintos feminismos es clave para posicionar y luchas por aquellas temáticas que son relevantes para las mujeres y las disidencias sexuales.
Para mi trayectoria como activista ha sido trascendental la experiencia militante en la universidad donde estudié, así como en la organización en la que actualmente participo, la Coordinadora 8M. En la universidad encontré compeñeres de militancia muy ejemplares para mí, con quienes aprendí mucho y pude desarrollar
un proyecto político que me nutrió mucho. Ya como profesional, fue una decisión muy importante para mí poder proyectar mi trabajo militante en mis experiencias laborales. Ahora como feminista, la Coordinadora 8m ha sido un espacio clave para
disponer mis habilidades y conocimientos en pos de las luchas feministas y de las disidencias sexuales, específicamente en las temáticas de memoria histórica y defensa de derechos humanos.